¿Sentencias que velan por los menores?


Los medios de comunicación nos muestran a diario cientos de noticias sobre las situaciones que ocurren en nuestro país y en el mundo. Algunas de ellas nos impactan más y otras menos, según las circunstancias que nos rodean. Yo no suelo escribir sobre este tema pero en estos días he sentido la necesidad de expresar cómo me siento ante una de las últimas noticias que bombardean periódicos y telediarios: la sentencia de Juana Rivas.

Día a día trabajo en mi consulta de psicología con niños vulnerables por las situaciones que les rodean en sus familias y profundizo en las emociones que sienten ante todo lo que les rodean, a lo que difícilmente tienen que aprender a adaptarse con tan sólo pocos años de edad. Es duro....muy duro....menores que viven separaciones traumáticas, padres egoístas que sólo miran por sus intereses y no por lo más preciado de sus vidas (sus hijos), maltrato hacia ellos o hacia familiares.....y todo visto desde la mínima madurez de un niño que apenas sabe aún lo que es la vida.

Mi sorpresa ante la sentencia de este caso es la poca consideración que se ha tenido por el bienestar emocional de los niños. Este artículo no pretende poner en tela de juicio el proceso jurídico pero incluso el propio abogado del padre de los niños ha considerado que “la sentencia es cruel”. Mi pregunta es ¿alguien ha buscado el beneficio de los menores al emitir dicha sentencia?. ¿Soy la única que piensa que es excesivo?.

Pongámonos en la piel de esos niños....con tan corta edad, ya han tenido que ver cómo sus padres discuten delante de ellos en lugar de ver el amor y el cariño que se debe respirar en una familia, han vivido el tener que distanciarse de su padre, han presenciado situaciones de maltrato entre ellos (aunque no haya habido maltrato físico, habrán escuchado frases hirientes en las discusiones).....y todo visto y entendido desde la madurez de unos niños....es duro, muy duro...... Pero ahora se le añade la resolución de la sentencia: van a estar cinco años acudiendo a la cárcel a ver su madre un ratito bajo la atenta mirada de los funcionarios, van a estar seis años sin apenas poder estar con ella, van a tener que aprender a convivir con la repercusión mediática de un caso que ha dado la vuelta al mundo, van a tener a un padre etiquetado como maltratador por una sociedad que no sabe si fue real o no dicha situación.....todo es duro, muy duro....

Desde aquí, sólo pretendo que todos nos concienciemos de las necesidades emocionales que tienen los menores y de velar por mantenerlos al margen de todo aquello que les pueda afectar en su desarrollo. Son niños, vamos a respetarlos y a procurar el hacer bien las cosas para que ellos no sufran antes de lo que sus vidas les tenga preparado. Todos somos responsables (jueces, abogados, profesionales de la enseñanza, psicólogos, padres...).....intentemos tomar decisiones que miren por su bienestar.

Aniversario de un sueño: mi tesis doctoral. ¿Qué me ha enseñado esta etapa?



Me parece mentira cuando miro en el calendario y ya se ha cumplido un año de aquel esperado día en el que defendí mi tesis doctoral: 10 de julio del 2017. Fueron seis años de duro trabajo, de días enteros sentada delante de un ordenador, de momentos complicados en los que casi tiro la toalla porque no veía que llegara el final, de tener que renunciar a cosas que me gustaban por dedicárselo a mi trabajo....así fueron esos seis años. En mi mente saltaba la palabra “tesis” desde que me despertaba e incluso me acompañó en mis sueños.

Ahora ya ha pasado un año, he dormido todo lo que perdí, he desconectado de aquella intensa presión, he hecho muchos planes para recuperar aquel tiempo empleado en el trabajo, y en mis ratos libres he analizado todo lo que este camino me ha enseñado. ¡¡Qué de cosas!! ¡¡Cuánto se madura cuando persigues un objetivo tan duro!!.

Este artículo quiero que sirva para compartir mis aprendizajes y para que todo aquel que esté en el camino de cumplir una meta costosa, ponga aún más empeño al leer mi testimonio y lo que ha supuesto para mí.

Fundamentalmente he aprendido que las cosas que queremos conseguir en la vida conllevan un esfuerzo, nadie te las regala (aunque haya algunos que tengan mucha suerte). Por norma general, hay que ser constantes y perseverantes porque los inconvenientes surgen, y ahí es donde debemos sacar todas nuestras fuerzas para no desfallecer. ¿Qué está sucediendo actualmente?. Que tanto los niños como los adultos no tienen claro lo que quieren y en el momento que aparecen los “baches”, tiran la toalla y dejan atrás sus sueños de aprender un deporte, de acabar una carrera, de montar un negocio o simplemente de hacer algo que les hace ilusión. Por lo tanto, los valores personales a la hora de conseguir una meta son fundamentales, el motor que nos impulsará a conseguirla.

Otro gran aprendizaje es la importancia de tener un círculo social que nos arrope y nos apoye a lo largo de ese camino. Una palabra amable, un abrazo energizante, una sonrisa que nos transmita confianza, una mano fuerte que tire de ti en los momentos duros....da igual que sea de tu familia o de amigos, lo importante es que no falten en nuestro día a día. Cuantas horas he pasado hablando con mis padres sobre mis dudas....ellos siempre levantaron mi ánimo cuando no podía más.


La confianza en uno mismo sería el tercer ingrediente. Si pensamos que no vamos a ser capaces de lograr nuestro objetivo, será muy complicado llegar a la meta. Cuando uno no confía en sí mismo, parece que las cosas empiezan a salir mal y nos castigamos mucho, nos hablamos mal, entramos en una espiral de negatividad destructiva (“no sirvo, todo me sale mal, soy un desgraciado...”). Sin embargo, si confiamos en que poco a poco, paso a paso, vamos a ir acercándonos cada vez más a lo que soñamos, ¡¡lo lograremos!!. Éste ha sido otro aprendizaje: tengo que confiar en mí, en todos mis recursos. Todos albergamos dentro un sin fin de habilidades, ¿ya las has descubierto?.

El último requisito sería tener claro lo que queremos conseguir en la vida. Quizás es una pregunta difícil de contestar para muchos, aunque en el fondo todos tenemos preferencias por unos caminos u otros. El denominador común es que todos queremos ser felices, sea en el ámbito que sea: el trabajo, la pareja, el sitio donde vivo, los amigos con los que comparto mi tiempo...¿qué quiero conseguir en cada área?. Sed sinceros con vosotros mismos y responderos.....así nacerán los caminos que queréis recorrer y vuestros próximos objetivos. Yo lo tuve claro siempre: quería ser doctora y tener opción de enseñar en la universidad.

Por lo tanto, la constancia y perseverancia, el apoyo social, la confianza en uno mismo y tener claro lo que quiero conseguir han sido mis aprendizajes en estos años. Son los cuatro ingredientes que os sugiero para conseguir vuestros propósitos.....¡¡¡ ánimo!!!

           

Un nuevo amor

¿Alguna vez nos hemos preguntado qué significa la palabra “amor”?. Todos lo hemos sentido alguna vez hacia un familiar, un hijo, una pareja, hacia nuestra profesión, nuestras mascotas...pero ninguno somos capaces de describir con palabras lo que implica y hasta qué punto nos llena de vida esta emoción.

Hoy mi artículo pretende desarrollar un amor que desconocía por completo y que hace muy poco tiempo he comenzado a sentir: el amor hacia mi sobrina. Todo aquel que sea tito o tita sabrá lo que significa pero para mi están siendo emociones tan novedosas que quiero compartirlas con todos vosotros.

Hace unos meses recibí la noticia de que mi hermano y mi cuñada habían decidido traer una nueva vida al mundo. En ese mismo instante algo en mí comenzó a cambiar y a nacer: ilusiones, miedos, entusiasmo, incertidumbre...en mi cabeza aparecían pensamientos sobre “cómo será, cómo tendré que actuar bajo este nuevo rol, seré un buen ejemplo, irá todo bien”...pero todo desde una ilusión intensa y plena, que me inundaba cada vez que se me venía a mi mente la idea de abrazar entre mis manos al nuevo ser que llegaría en pocos meses a mi familia. De alguna forma, todos nos hemos ido preparando mediante lecturas relacionadas y compras para que no le faltara de nada, y sobre todo, con esa emoción que iba creciendo día a día al mismo tiempo que ella crecía en el interior de su madre.

Las semanas fueron avanzando y el parto llegó, y el destino quiso que la tita estuviera a miles de kilómetros de ese mágico momento en el que su primer llanto se produjera entre las caras abatidas por el cansancio y la emoción de sus padres, titos y abuelos. Ella llegó entre besos de amor y caricias de terciopelo de toda una familia que la esperaba como un regalo divino. Y yo, la nueva tita, sólo con ver su imagen ya me sentí la persona más afortunada del mundo; sólo supe llorar de la emoción tan grande que sentía y darle las gracias a la vida por tan grandioso regalo. ¡Cómo es posible que sólo una foto despertara en mi tanta alegría y plenitud!



Al cogerla por primera vez entre mis brazos aquellos pensamientos que me aturdían desaparecieron. Ya era una realidad, ya estaba con nosotros, ya había nacido. Y comenzaba la ardua y hermosa tarea de velar y cuidar como tita a esa preciosa niña de ojos grandes y mejillas sonrojadas. ¡Cómo alguien tan pequeño puede generar un sentimiento tan grande al mismo tiempo en tanta gente!. Esta es la prueba que las pequeñas cosas de la vida, son las que realmente nos llenan y nos aportan felicidad.

“No podías haber llegado en mejor momento; necesitaba sentir que podía amar de otra manera distinta a las que había amado en mi vida. Y tú me lo has permitido”.

Chicos y chicas, mayores y pequeños....cuando llegamos a este mundo y sin darnos cuenta, fuimos capaces de generar estas emociones en nuestras familias. Y muchos de vosotros, ahora habréis sentido lo maravilloso que es amar al hijo o hija de vuestros hermanos. Somos titos y titas, y nuestros hermanos no han podido concedernos mejor regalo que ese. Ya podemos decir a boca llena que conocemos una nueva forma de amar.

Bienvenida al mundo Julia. Tu tita siempre estará a tu lado.

Gracias hermano. Gracias cuñada. Os quiero.